miércoles, 13 de octubre de 2010

San Lorenzo Patrono de la Minería

Son muy escasos los antecedentes que se tienen acerca de San Lorenzo y probablemente se le considera patrono de los mineros por haber ocultado los tesoros materiales -abundantes en metales preciosos- de la iglesia bajo tierra; y también puede hacerse una analogía con el valor de Lorenzo, que se enfrentó al omnímodo poder de Valeriano sin ningún temor, así como los mineros se enfrentan cada día a las poderosas fuerzas de la naturaleza con el paso decidido y la sonrisa a flor de labio.Cronológicamente se ubica a San Lorenzo en el siglo III después de Cristo; se sabe que era español y que fue el primer diácono de la Iglesia de Roma durante el Papado de Sixto II.También se ha logrado establecer que tenía a su cargo la administración de los bienes de la iglesia.En aquella época, Valeriano era el Emperador de Roma, quien, al igual que sus predecesores, se caracterizaba por la codicia y un despótico ejercicio del poder.Según la leyenda, Valeriano concibió la idea de apoderarse de los tesoros de la iglesia -abundantes en oro y plata- e hizo detener a Lorenzo para que se los entregara. Sin embargo, el futuro santo a pesar de estar consciente de que su vida estaba en peligro, solicitó tres días para reunirlos, argumentando la abundancia de los mismos.La primera tarea que asumió al recuperar su libertad fue juntar los tesoros materiales de la iglesia y esconderlos a buen recaudo bajo tierra -lejos del alcance del Emperador-, y posteriormente se dedicó a reunir a los ancianos, a los pobres, a los desesperados, a quienes tenían en cuerpo y alma las evidentes marcas del dolor y el sufrimiento para presentárselos a Valeriano cuando expirara el plazo, como los verdaderos tesoros de la iglesia.Cuando el Emperador se enteró de que había sido burlado por Lorenzo enloqueció de rabia e impotencia, ¿cómo un simple diácono podía atreverse a desafiar a un ser divino como él? La osadía de Lorenzo merecía un castigo ejemplar y lo condenó a morir en una parrilla ardiente.A pesar de la horrible sentencia, Lorenzo permaneció tranquilo y no reveló el lugar donde había escondido los tesoros que codiciaba Valeriano.La leyenda cuenta que fue martirizado en una fría mañana de domingo, después de la salida del sol y que murió dignamente, sin manifestar en ningún momento temor o arrepentimiento frente a sus verdugos.(Nota de San Lorenzo tomada del señor Javier Jofré R., presidente Comisión de Extensión Cultural Instituto de Ingenieros de Minas de Chile).