viernes, 27 de agosto de 2010

La hora de la acupuntura‏

La hora de la acupuntura

Esta terapia lleva siglos demostrando su eficacia, pero es en la actualidad cuando empieza a recibir el reconocimiento de administraciones y opinión pública. Es muy útil en muchísimos trastornos: desde dolor o insomnio hasta infertilidad. Por Claudina Navarro y Manuel Núñez.

Uno de los recursos que el escritor tiene a su disposición para captar la atención del lector es comenzar con una historia personal. Como éste es un artículo sobre la acupuntura, podríamos relatar uno de los muchos casos en los que ayudó a un paciente a curarse o a mejorar su calidad de vida. Así le ocurrió a Pilar, de 38 años y con una enfermedad reumática que le estaba deformando las articulaciones y torturando con el dolor. En tres semanas, la acupuntura redujo las inflamaciones y la intensidad de las molestias como no lo había hecho la cortisona. Es el caso también de Ángela y de otros pacientes de cáncer que pudieron soportar los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia gracias a ella, o como nosotros mismos, que recurrimos con éxito a la acupuntura para tener niños y para deshacernos de la molesta lumbalgia.

La eficacia de la acupuntura se mide por la intensidad del boca a oreja. A pesar de que las agujas infunden respeto y de que tienes que pagar para que te las claven, las consultas de los buenos acupuntores están llenas de personas que si les va bien, lo cuentan a otras muchas.

Según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios, nueve de cada diez pacientes quedan satisfechos y siete recomendarían la acupuntura a un amigo o un familiar. Sin embargo, ni un libro lleno de testimonios personales podría vencer la incredulidad que aún reina inexplicablemente entre la clase médica. Son muy pocos los profesionales de la salud que reconocen abiertamente la eficacia de la milenaria técnica oriental, a pesar de que existen cada vez más evidencias científicas de su utilidad en el tratamiento de un buen número de trastornos, desde el dolor y las náuseas a la infertilidad. La Organización Mundial de la Salud enumera 40 enfermedades –incluyendo dolor de espalda, ansiedad, artritis o hipertensión– para las cuales la acupuntura es un tratamiento apropiado y de efecto demostrado.

Relación con la ‘otra’ medicina

Son Young Do es un acupuntor coreano que trabaja desde hace 20 años en Barcelona. Nos explica que a su despacho llegan pacientes enviados por traumatólogos y otros especialistas de la medicina convencional. En ocasiones, lo hacen siguiendo un curioso itinerario: el paciente informa a su médico de que ha probado la acupuntura y le ha ido bien y el profesional se la recomienda a otros pacientes. Pero esos mismos médicos no defenderían la acupuntura en una tribuna, ni están dispuestos a colaborar o a intercambiar información con los acupuntores.

En 1997, los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos –departamento de la Administración pública equivalente a nuestro Ministerio de Sanidad– hicieron una declaración consensuada, basada en estudios científicos rigurosos, que describía la acupuntura como una técnica adecuada para el dolor causado por las cirugías orales y para la náusea debida a la quimioterapia. Añadía que había también indicios de su eficacia ante el asma, el dolor de cabeza, las adicciones, los dolores musculares y la fatiga asociada a la fibromialgia.
Young Do –hijo, nieto y bisnieto de acupuntores– confirma estas indicaciones y, por experiencia propia, dice que la acupuntura resulta especialmente eficaz en el tratamiento del lumbago, el dolor en las articulaciones, las contracturas y el insomnio, así como en problemas graves de todo tipo. Por ejemplo, él está tratando casi desde que nació a una niña de 7 años con parálisis cerebral y la familia ha comprobado cómo se reducía la frecuencia y la intensidad de las convulsiones y otros síntomas.

Casi 3.000 años de historia

La acupuntura, que cuenta con más de 2.500 años de historia documentada, se atreve con cualquier trastorno porque la medicina china atesora una gran sabiduría sobre el ser humano. Se basa en la existencia de una red de 14 meridianos por donde fluye la energía vital o chi, conectando los órganos y los sistemas fisiológicos del cuerpo. De acuerdo con esta teoría, los desequilibrios entre los aspectos opuestos yin (femino, frío y receptivo) y yang (masculino, caliente y dominante) dificultan el flujo de chi y provocan enfermedades.

La acupuntura, al igual que la terapia con plantas medicinales, los masajes, el chi kung o los cambios en la dieta y en el estilo de vida, persigue restaurar la armonía entre yin y yang y, en consecuencia, la circulación saludable del chi. La antigüedad, el trasfondo filosófico de la medicina china y la referencia a energías y conceptos que no son todavía tecnológicamente visibles han sido la excusa para el desencuentro con los médicos occidentales. Muchos en nuestro país y en casi todo el mundo no se atreven a acercarse a la acupuntura por temor a ser calificados de “poco serios” o “no científicos”. Sin embargo, Ted Kaptchuck, profesor de la facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, uno de los centros de enseñanza más prestigiosos del mundo, ha osado escribir La trama sin tejedor: comprendiendo la medicina china (Ed. Continente), donde llama la atención sobre una diferencia esencial entre las ciencias occidental y oriental: “Ésta (última) no se pregunta ¿qué está causando Y?’, sino más bien: ¿cuál es la relación entre X e Y?”. Si bien ambas estrategias intelectuales producen frutos, la china se adaptaría mejor a la comprensión del funcionamiento del organismo porque en la salud confluyen muchas variables internas y externas.
Acupuntores en los hospitales
Es posible que la opinión médica dominante esté empezando a cambiar, incluso en nuestro país. La acupuntura se está introduciendo silenciosamente en las unidades del dolor de los centros públicos. El pionero fue el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, que cuenta con este servicio desde hace ya 21 años, pero actualmente son decenas los que tienen entre su personal un médico acupuntor. Hasta en los centros de vanguardia y referencia se está haciendo un lugar. Josep Baselga, uno de los oncólogos más reconocidos en España y el mundo, director del centro oncológico del hospital público de la Vall de Hebron en Barcelona, cuenta con una acupuntora en el equipo del instituto que lleva su nombre en la clínica privada Quirón.

La misión de Wen Hsiu Hu es mejorar la calidad de vida de los enfermos de cáncer reduciendo el dolor, así como los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia. Gracias a las agujas, los enfermos vuelven a descansar y a dormir, con lo que recuperan energía para continuar la lucha contra la enfermedad. Pero Hsi Hu está convencida de que sus cuidados no son únicamente paliativos, sino que también influyen en la evolución del paciente. “Además de reducir las molestias, la acupuntura ofrece apoyo al organismo para que pueda frenar el desarrollo del cáncer o evitar su reaparición”, asegura.

En el Instituto Oncológico Baselga no se realizarán seguramente los estudios que puedan demostrarlo, pero Hsiu Hu, que ha iniciado un posgrado en la Universidad de Yunnan, menciona las investigaciones realizadas en China, donde se ha probado que una combinación de acupuntura y plantas medicinales reduce el tamaño de determinados tumores sin recurrir a la quimioterapia o a la radioterapia. Pero, además, Wen Hsiu Hu está especializada en el tratamiento de la infertilidad y ha podido comprobar cómo las parejas que han acudido a su consulta han conseguido evitar los tratamientos convencionales o han multiplicado sus probabilidades de éxito. De hecho, existen varios estudios científicos que confirman esta indicación de la acupuntura. Concretamente, una investigación llevada a cabo por la ginecóloga Caroline Smith, del Hospital de Mujeres y Niños de la Universidad de Adelaida (Australia), halló que las sesiones semanales doblaban la tasa de óvulos fecundados en laboratorio que se implantaban en el útero.

El laberinto científico

Uno de los obstáculos para el reconocimiento de la acupuntura es la limitación del método científico tal como lo utilizan los médicos occidentales, o mejor dicho, las industrias farmacéuticas. Los protocolos, diseñados para valorar la eficacia de un medicamento o un procedimiento en pacientes con los mismos síntomas, no se llevan bien con los tratamientos adaptados a las características del paciente. No obstante, la base de datos internacional Cochrane, muy usada por los médicos, cuenta con nada menos que 3.121 ensayos clínicos relacionados con la eficacia de la acupuntura que no han logrado disolver los duros prejuicios.

Desde que comenzó a extenderse por Europa y América en la década de los 70, el objetivo de los investigadores ha sido descubrir los mecanismos fisiológicos que pudieran explicar sus efectos. Algunos estudios han mostrado que las agujas estimulan la segregación de endorfinas y de la hormona oxitocina, sustancias que son fabricadas por el propio cuerpo y que funcionan como analgésicos. Otros sugieren que actúan sobre zonas concretas del cerebro implicadas en la percepción del dolor y que mejoran la circulación sanguínea.

El anestesiólogo Tong Joo Gan, del Centro Médico de la Universidad de Duke (Estados Unidos), tras revisar 15 estudios rigurosos, ha comprobado que las personas que reciben tratamientos de acupuntura antes y después de las operaciones sienten menos dolor y necesitan menos analgésicos que los pacientes que han recibido sólo medicamentos. “Gracias a la acupuntura se utilizan dosis menores de morfina y se reducen los molestos efectos secundarios de los opioides, como náuseas, vómitos, retención urinaria y somnolencia”, explicó Gan en la conferencia anual de la Sociedad Americana de Anestesiología en el año 2007.

Se trata de un beneficio muy importante porque no sólo afecta al bienestar del paciente, sino que acelera la curación y reduce los días de hospitalización.
Los estudios recientes que más han ayudado a la acupuntura se han realizado en las universidades públicas centroeuropeas. Dos investigaciones a gran escala llevadas a cabo por el doctor Hanns-Peter Scharf y varios de sus colegas en la Universidad de Heidelberg (Alemania), confirman que la acupuntura, en combinación con los medicamentos, es eficaz contra las dos causas más comunes de dolor crónico: la artritis de las rodillas y los dolores de espalda. Los estudios fueron publicados en la prestigiosa revista Annals of Internal Medicine.

Verdades y mentiras

Pero no todas las noticias son buenas para la acupuntura. Junto a los estudios que defienden su validez, en las revistas especializadas aparecen otros diseñados para desacreditarla. Muchos insisten en que si produce algún efecto positivo es gracias al efecto placebo, reforzado por el efecto ritual de la consulta y la impresión que causan las agujas. Así aseguran que la falsa acupuntura tiene el mismo efecto que la verdadera; es decir, que da igual dónde se pinche al paciente.

Lo cierto es que los estudios más rigurosos ya han descartado que la falsa acupuntura funcione igual que la auténtica. Hace cuatro años, varios investigadores de la Universidad de Maryland (Estados Unidos) determinaron sin lugar a dudas, mediante estudios con estrictos controles, que la verdadera acupuntura conseguía mejores resultados en el alivio del dolor y el incremento de la movilidad de las rodillas con artrosis que la falsa. Desde entonces, decenas de estudios han confirmado la diferencia. De hecho, lo preocupante para la medicina convencional es que hasta la acupuntura hecha al tuntún dobla la eficacia de los medicamentos contra el dolor lumbar, según el riguroso estudio realizado por el equipo de Michael Haake en la Universidad de Regensburg (Alemania).

Trabajo conjunto

A pesar de las diferencias filosóficas y de utilizar lenguajes que no tienen nada en común, es posible ver cómo especialistas en medicina occidental y oriental trabajan juntos. En China es normal que se combinen los dos enfoques para encontrar el mejor tratamiento. En nuestro país, el pasado mes de mayo se celebró por primer vez un encuentro de expertos en ambas ciencias –médicos y médicos con formación en medicina china– en el marco de las terceras jornadas de Acupuntura Científica y Moxibustión. El objetivo fue avanzar en la creación de un protocolo de tratamiento multidisciplinar del dolor-disfunción temporomandibular, un trastorno que puede afectar al 30% de la población en algún momento de la vida.

Gustavo Baena, especialista en Estomatología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, reconoció que “la acupuntura funciona” y que el método diagnóstico chino, basado en la historia clínica y el examen de la lengua o el pulso, “ofrece información sobre el paciente que en Occidente pasamos por alto”. Nada impide que se realicen otros trabajos similares para avanzar en la solución de todo tipo de enfermedades o, al menos, con las 40 enumeradas por la OMS y en las que ya se ha mostrado la eficacia de la acupuntura.

Una visión total

La vocación de acupuntora Delia García Tapia nació cuando a los 19 años acudió a una consulta para tratar su asma. Descubrió en la medicina china una visión más válida sobre el funcionamiento del organismo y las causas de la enfermedad. Desde entonces, como otros terapeutas, ha tenido que vérselas con casos que no han encontrado remedio en la medicina convencional y cuyo éxito demuestra con más claridad que ningún estudio el poder de las agujas. Cuenta el caso de un hombre de mediana edad que, después de una operación quirúrgica, comenzó a sentirse cada día más débil sin que los médicos le dieran una explicación. Un año más tarde, cuando ya no era capaz de trabajar, recurrió desesperado a la acupuntura. Poco a poco fue recuperando la energía y en nueve meses se consideró curado.

Dolores de espalda y de cabeza, insomnio y depresión incipiente son frecuentemente tratados por Delia, que destaca la importancia de tratar a la persona entera. “La acupuntura –explica– no consiste sólo en poner agujas en determinados puntos. El terapeuta tiene que formarse una visión de conjunto del paciente, ver lo que pasa en su cuerpo y en su mente, sus hábitos y su integración en el entorno; es decir, todos los factores que influyen en su salud. Luego, además de tratar con las agujas y ofrecer consejos dietéticos o sugerir otras terapias, tiene que enseñar salud, mostrar al paciente cuáles son sus debilidades y fortalezas para que aprenda a cuidarse.”

“Equilibrio dentro de uno mismo y con el mundo natural” es la antigua definición oriental de la salud y el objetivo de la acupuntura, una terapia milenaria destinada a ocupar un lugar en la medicina integral del futuro.